Manos Unidas transforma las comunidades olvidadas de la Región Enriquillo. 4a476q
En abril, una delegación de Manos Unidas visitó República Dominicana para darle seguimiento a varios proyectos de cooperación.
Entre ellos, destaca el que tenemos junto a su socio local, la Pastoral Social Cáritas Barahona con el título: “Acompañamiento al Proceso de Fortalecimiento de la Resiliencia en comunidades vulnerables de montaña de la Región Enriquillo de la República Dominicana y Haití”. Esta iniciativa, desarrollada en zonas fronterizas y de difícil , ha tenido un impacto profundo y sostenible en la vida de cientos de familias.
La visita, encabezada por Jessica del Olmo, encargada de proyectos de Manos Unidas para el Caribe, y Yolanda Oteo, voluntaria de la Organización, incluyó un recorrido por comunidades beneficiadas de Sabana Real (municipio de La Descubierta, provincia Independencia) y Sabanne Bombae. En esta última, se reunieron con los representantes de la comunidad, así como con los de Maturín y Nampal, en territorio haitiano.
Durante el recorrido, la delegación pudo comprobar los avances logrados en áreas clave como el a servicios de salud, la seguridad alimentaria, la promoción de medios de vida sostenibles y la instalación de sistemas de agua potable. También se destacaron acciones de reforestación, formación comunitaria y protección del medioambiente, ejecutadas desde un enfoque participativo que impulsa el liderazgo y la autosuficiencia local.
Junto a su otro socio local, el Centro de Promoción Campesina Lemba, también visitamos comunidades de la zona cañera como El Palmar y Batey Uno, donde se están implementando proyectos agrícolas dirigidos a pequeños productores organizados en asociaciones locales. Estas iniciativas fomentan la producción agropecuaria, mejoran el a infraestructuras básicas —como caminos vecinales y alcantarillas— y fortalecen las economías familiares.
“Gracias al apoyo recibido, hoy podemos trabajar nuestra tierra con esperanza y sacar nuestros productos a los mercados”, expresó Alejandrito Mesa, agricultor beneficiario del proyecto en El Palmar, quien cultiva plátanos, entre otros.
Durante la visita, los representantes de Manos Unidas compartieron impresiones con los agricultores y les animaron a seguir adelante. Además, sostuvieron un encuentro con mujeres de la comunidad del Batey Dos, escuchando sus inquietudes y evaluando posibles proyectos de emprendimiento femenino.
Estos proyectos son un ejemplo concreto de cómo la cooperación internacional, cuando se basa en la solidaridad y la dignidad humana, puede tender puentes, transformar realidades y ofrecer un futuro más justo a comunidades históricamente olvidadas.