Por el Día de África, invitamos a cambiar la narrativa sobre el continente. 5w263o
Mientras los titulares se centran en el hambre y la guerra, en África también florecen comunidades que cultivan su futuro gracias a la cooperación y el compromiso. Por ello, con motivo del Día de África, que se celebra el 25 de mayo coincidiendo con la fecha de creación en 1963 de la OUA (Organización por la Unidad Africana), predecesora de la actual Unión Africana, creada en 2022, queremos invitar a la sociedad española a cambiar la narrativa y mirar al continente con empatía a través de las voces de quienes trabajan cada día por un futuro mejor.
Un día como el de hoy, se unieron 32 dirigentes africanos en Addis Abeba (Etiopía) y propusieron asociarse para erradicar el colonialismo, promover la unidad y solidaridad de los estados africanos, y la cooperación internacional e incrementar la integración económica.
En este 2025, el Día de África se ha planteado por la Unión Africana bajo el lema "Justicia para los africanos y los afrodescendientes a través de la reparación". Se trata por lo tanto de un día idóneo para romper tópicos, recordando avances en las sociedad africanas en temas como el apoyo a la juventud, la educación, los sistemas de salud, la alimentación, la construcción de las infraestructuras o la participación sociopolítica. Los desafíos a los que se enfrenta África en este S.XXI también son muchos, como la violencia armada, las crisis climáticas, la parálisis económica, etc. Ante esto, es un día para invitar a mirar al continente con ilusión y compromiso en términos de mayor justicia económica compatible con un verdadero desarrollo sostenible, capacidad de liderazgo político, protección de derechos humanos y cohesión social.
Manos Unidas trabaja actualmente en 235 proyectos en África repartidos en 29 países. En los últimos 10 años, hemos apoyado un total de 2.457 proyectos que han beneficiado a más de 9,5 millones de personas.
En el corazón de África, bajo el suelo fértil de la República Democrática del Congo, se esconden minerales imprescindibles para la tecnología global: coltán, cobalto, oro. Pero esa riqueza natural no ha traído prosperidad, sino violencia, trabajos forzosos y muerte, como os contamos en esta noticia.
Esta espiral de violencia, explotación y condiciones inhumanas parece inundarlo todo en regiones como Kolwezi. Sin embargo, muchas comunidades se resisten a aceptar que la explotación laboral en la mina sea su único destino. Desde hace años, Manos Unidas colabora con organizaciones locales para ofrecer salidas reales a mujeres y menores. A través de la formación en agricultura, ganadería, costura y microfinanzas consigue sacarles del ciclo de violencia y precariedad a las que les empuja la minería.
Rebecca Matandiko, madre de cuatro hijos y participante en formaciones de microfinanzas impulsadas por Manos Unidas, es una de las mujeres consiguió salir de este círculo de exclusión. Nos explica:
Durante años trabajé en las minas de Kabamba, mientras mi familia pasaba días sin comer y apenas sobrevivía. Ahora he aprendido mucho sobre cómo hacer un presupuesto y no malgastar el dinero. He desarrollado una gran disciplina financiera.
Gracias a los grupos de ahorro y a una pequeña ayuda inicial, Rebecca lanzó su propio negocio de infusiones de hierbas, que hoy le genera ingresos diarios. Con sus ganancias, puede alimentar a sus hijos y pagar la escuela, y ha dejado definitivamente el trabajo en la mina.
En el sur de Angola, la sequía no solo seca los cultivos, también pone en riesgo la vida antes de nacer. En la región semiárida de Chiulo, una de las más pobres del país, la crisis climática ha agravado la malnutrición y ha colapsado la atención sanitaria básica, especialmente entre mujeres embarazadas y recién nacidos.
"Nuestro trabajo se centra en mejorar la formación en pediatría y las infraestructuras del único hospital de la zona, con el fin de que las mujeres embarazadas tengan todas las garantías para tener a sus hijos y poder criarlos”, explica Covadonga Suárez, responsable del proyecto.
En una zona donde sólo el 37% de los hogares acceden a fuentes de agua seguras y apenas el 10% cuenta con electricidad, las embarazadas, lactantes, recién nacidos y niños menores de cinco años son los que más sufren esta situación.
“Aparte de la formación médica e infraestructuras, ofrecemos información sobre nutrición, higiene, vacunas y entregamos kits nutricionales para paliar la malnutrición de los bebés, el bajo peso al nacer, complicaciones neonatales y un alto riesgo de mortalidad que es evitable”, concluye Covadonga Suárez.
En el área rural de Chikho y Msumba, en Malawi, miles de niños y niñas asisten a la escuela con el estómago vacío. El hambre y la baja asistencia escolar son dos de los principales retos que enfrenta esta región de uno de los países más pobres del continente, que sufre inseguridad alimentaria de forma crónica.
En un contexto de pobreza estructural, Manos Unidas impulsa, junto a la organización escocesa Mary’s Meals y la Parroquia de Benga, un proyecto que garantiza al menos una comida diaria en 22 escuelas públicas, mejorando tanto la nutrición como la asistencia escolar.
“Con el estómago vacío es imposible aprender. Este proyecto asegura que los niños coman y permanezcan en la escuela, que es su mejor oportunidad de salir del círculo de pobreza”, destaca Beatriz Hernáez, responsable de proyectos de Manos Unidas en Malawi.
La implicación de las comunidades es clave: las familias aportan materiales para construir cocinas, colaboran en la preparación de los alimentos y hacen suyo un proyecto que abre una ventana de oportunidad para los más jóvenes.
África sigue siendo un continente con gran potencial cuyo futuro depende de los propios africanos. Manos Unidas, como todos los años, mantiene su compromiso de seguir colaborando con África en la contribución de su propio desarrollo.